Son crianceros y viven en una casa con solo chapas y madera. Su hermano pidió que la comunidad los ayude.

A 350 kilómetros de Malargüe hay un lugar llamado Ñirre Co, un paraje casi desconocido, del cual el Estado parece haberse olvidado, según indicaron vecinos. Allí se encuentra el precario “hogar” donde Yamila convive con su familia, compuesta por su esposo y un pequeño hijo. Un lugar que para muchos, a través de fotos, puede parecer de ensueño pero que para esta familia que cuenta con poquísimos recursos llega a ser una pesadilla.

Hace unos seis meses, por problemas con su familia política, Yamila juntó sus pertenencias y con algunas chapas que obtuvieron con su marido armaron la casilla donde hoy sobreviven. En los meses más fríos del invierno, con su pequeño buscaron refugio en Malargüe, pero el trabajo primó, comenzó la época de la parición y Yamila tuvo que volver al campo.

Preocupado por esta situación, Sergio Urrutia, hermano de Yamila confesó: “Necesitamos sólo un poco de material, yo entiendo algo de construcción así que puedo ayudarlos, ya fuimos a la Municipalidad a pedir una mano, ladrillos y un poco de cemento pero no tuvimos ninguna respuesta”.

Yamila y su marido son crianceros, nuestros crianceros, el campo es su lugar, “tienen unas 80 cabras y algunos caballos. Ellos viven de eso, si no sacan chivos no tienen otra. Sólo quiero que la ayuden, ellos no tienen de dónde sacar”, expresó Sergio, preocupado por el verano que se acerca. “Imaginate lo que es eso todo de chapas, no se puede aguantar el calor,” agregó.

Alguien, alguna vez dijo: “Las grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen, pero las pequeñas nos rodean todos los días”. Quienes quieran y puedan colaborar con esta familia malargüina pueden comunicarse con Sergio al 0260 15 423 9924.

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