Es un problema de larga data en nuestro departamento y, más allá de las diferentes propuestas que se presentan, no se concretan soluciones.

«Nosotros estamos ahí desde antes que llegara la ruta 222 al lugar y, hoy por hoy, hasta se ha procesado a puesteros porque los animales están sueltos pero ellos deben pasar la ruta porque tienen que ir a tomar agua al río”, expuso para Malargüe a Diario un criancero de nuestra localidad, Rubén Jaque, cuyo puesto se encuentra en el kilómetro 1 de la ruta provincial 222.

Jaque, como todos nuestros puesteros, lleva años siendo blanco de críticas respecto de los animales sueltos, olvidándose muchos lo costoso que puede resultar alambrar kilómetros y kilómetros de campos que, ni siquiera, son propios. “Estoy haciendo un alambrado a costa de mi bolsillo porque ni Vialidad ni Las Leñas, que son los propietarios, se quisieron hacer cargo; es muy fácil hacer comentarios y culparnos a los puesteros de que somos los responsables de los animales sueltos”.

Hace muchos años que don Jaque está realizando este reclamo a las autoridades pertinentes, “he tratado de juntar las diferentes partes, la Municipalidad, la Policía para que consensuemos algo para avisarle al turista que hay animales sueltos, que reduzcan la velocidad pero nunca tuve ninguna solución; me molesta escuchar los comentarios que se hacen sobre  que hay animales sueltos, sí hay animales sueltos porque esa es una ruta de trashumancia”.

Jaque informó que hace 10 años que está tratando, personalmente, de solucionar este problema; “se han presentado y aprobado proyectos de la señora Rosa Quiroga para hacer alambrado en esa ruta y nunca tuvimos eco de eso; Vialidad no tiene el poder adquisitivo para comprar el material y tenemos que tenerlo nosotros…acá el hilo siempre se corta por lo más delgado, yo estoy tratando de que mis animales no crucen la ruta pero es imposible hacer 7 kilómetros de alambrado, ahora estamos haciendo 2 kilómetros para poder manejar y tengo que andar con los animales de arreo todos los días para que no se crucen la ruta; yo los bajo a tomar agua y luego los saco”.

Por último, nuestro entrevistado puso como ejemplo lo que sucede en la vecina localidad de San Rafael: “Propuse que pusieran carteles con límite de velocidad, en Valle Grande no hay cierres perimetrales, hay turismo todo el año y está lleno de animales sueltos pero hay un cartel grande en el ingreso que dice que es zona urbana y deben andar a cierta velocidad, deben respetar un límite, eso pedí que hicieran acá pero no hay respuestas para hoy. Hay que ver la velocidad que lleva la gente cuando baja o sube del Valle y no hay mal tiempo”.

Foto gentileza de Gordillo Luis

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